OpenAI entra en competencia directa con Microsoft con su contrato con el Pentágono

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OpenAI, la compañía detrás del popular modelo de lenguaje ChatGPT, ha dado un paso decisivo en su expansión hacia el sector público al asegurar un importante contrato con el Departamento de Defensa de Estados Unidos. El acuerdo, valorado en hasta 200 millones de dólares (unos 186 millones de euros), no solo marca la incursión más significativa de la empresa en el ámbito de la defensa, sino que también genera una nueva y compleja dinámica competitiva con su principal socio e inversor: Microsoft.

La noticia, que OpenAI anunció el lunes, sitúa a la firma de inteligencia artificial en una posición en la que podría rivalizar directamente con los servicios que Microsoft aspira a vender al mismo cliente. Este movimiento pone de relieve las crecientes tensiones en una de las alianzas más influyentes del mundo tecnológico.

Un acuerdo millonario para la seguridad nacional

El contrato establece que OpenAI ayudará al Pentágono a «identificar y construir sistemas prototipo» que utilicen sus modelos de IA más avanzados, conocidos como «modelos de frontera». Según la propia compañía, estos sistemas podrían aplicarse a una variedad de tareas, como facilitar el acceso a la sanidad para los miembros del servicio, optimizar el análisis de datos de diferentes programas y «apoyar la ciberdefensa proactiva». OpenAI ha insistido en que «todos los casos de uso deben ser consistentes con sus políticas y directrices de uso».

Sin embargo, el lenguaje utilizado en el anuncio del Departamento de Defensa es notablemente más directo. El Pentágono afirma que, en virtud del acuerdo, el contratista «desarrollará capacidades de IA de frontera prototipo para abordar desafíos críticos de seguridad nacional tanto en dominios de combate (warfighting) como empresariales».

La mención explícita de «dominios de combate» abre un debate sobre el alcance real de estas aplicaciones. Aún no está claro si la tecnología se usará directamente en sistemas de armamento o se limitará a áreas de apoyo logístico y administrativo asociadas a conflictos. Esta ambigüedad cobra especial relevancia si se considera que OpenAI, en un movimiento que no pasó desapercibido, eliminó de sus términos de servicio las prohibiciones explícitas sobre «usos militares y de guerra» en enero de 2024. Aunque la compañía prohíbe a los usuarios individuales usar sus herramientas para desarrollar armas, su política para contratos gubernamentales de gran escala parece ahora más flexible.

La compleja alianza con Microsoft, en el punto de mira

Quizás el aspecto más intrigante de este anuncio es lo que revela sobre la relación cada vez más tensa entre OpenAI y Microsoft. Microsoft no es solo un inversor que ha inyectado miles de millones de dólares en OpenAI, sino también su principal socio tecnológico y comercial. La mayor parte de la infraestructura computacional que necesitan los modelos de OpenAI es proporcionada por la nube de Microsoft, Azure.

Además, Microsoft ha sido durante décadas uno de los mayores contratistas tecnológicos del gobierno estadounidense, con miles de contratos por valor de cientos de millones de dólares. La compañía ha invertido enormes recursos en implementar los estrictos protocolos de seguridad que el gobierno, y especialmente el Departamento de Defensa, exige para el uso de su tecnología en la nube.

De hecho, fue apenas en abril de este año cuando Microsoft anunció con orgullo que el Pentágono había autorizado su servicio Azure OpenAI Service para todos los niveles de información clasificada. La idea era que Microsoft actuara como el intermediario de confianza para llevar la tecnología de OpenAI al corazón de la defensa estadounidense. Ahora, tan solo dos meses después, el Pentágono ha decidido contratar directamente a la fuente, una decisión que, desde la perspectiva de Microsoft, debe resultar, como mínimo, incómoda.

La situación refleja una dinámica de frenemy (amigo-enemigo) en toda regla. OpenAI, el creador de los modelos, compite ahora con Microsoft, el distribuidor que quiere vender esos mismos modelos integrados en sus propios servicios. Según la fuente original de esta noticia, TechCrunch, tanto Microsoft como OpenAI declinaron hacer comentarios, un silencio que no hace más que alimentar las especulaciones sobre la tensión en su alianza.

La IA como herramienta geopolítica y la nueva estrategia comercial de OpenAI

El interés del Pentágono en la IA de vanguardia no es sorprendente en el actual clima geopolítico. Figuras influyentes de Silicon Valley han advertido sobre los peligros de quedarse atrás frente a los avances de China en modelos de lenguaje avanzados (LLM). Marc Andreessen, cofundador de la firma de capital riesgo Andreessen Horowitz e inversor en OpenAI, describió recientemente la carrera entre la IA china y la occidental como una «guerra fría». Esta percepción acelera la adopción de tecnologías como la de OpenAI por parte de las agencias de seguridad nacional.

Este contrato no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia más amplia de OpenAI. El anuncio se enmarca en su nuevo programa «OpenAI for Government», una iniciativa diseñada para consolidar y expandir sus negocios directamente con agencias gubernamentales. La compañía ya cuenta entre sus clientes a entidades de alto perfil como los Laboratorios Nacionales de EE. UU., el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, la NASA, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y el Departamento del Tesoro.

Con este movimiento, OpenAI busca diversificar sus fuentes de ingresos y establecerse como un proveedor tecnológico fundamental no solo para el sector privado, sino también para el público. Al hacerlo, se adentra en un terreno dominado tradicionalmente por gigantes como Microsoft, Oracle y Amazon, sentando las bases para una nueva era de competencia en el mercado de la tecnología gubernamental.

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