Cómo dejar de pensar de forma obsesiva

A veces, nuestra cabeza no deja de pensar en algo. Nuestros pensamientos darán vueltas y vueltas, sin querer soltarlos, obsesionados. Puede tratarse de otra persona, de un gran acontecimiento que se avecina o de nosotros mismos. Puede ser por pensar demasiado en una decisión, grande o pequeña.

No hay nada malo en esto. Es algo humano, pensar en exceso u obsesionarse con algo que nos preocupa o frustra. Es una señal de que estamos sintiendo miedo e incertidumbre, y nuestro cerebro está tratando de resolverlo.

Sin embargo, a veces puede ser liberador dejar de lado ese tipo de pensamiento. Puede conducir a un mejor sueño, a la paz mental y a una simplificación de la vida. Entonces, ¿Cómo podemos hacerlo?

Compartiré aquí brevemente un proceso para ello:

Atención. A menudo, cuando estamos atrapados en un bucle o pensando demasiado, no somos conscientes de ello. Parece que lo correcto es seguir pensando en eso que nos preocupa. Pero para salir del bucle, tenemos que darnos cuenta de que estamos en él. ¿Qué señales has notado que te indiquen que estás en un bucle? Para muchas personas, es un aumento de la ansiedad o la preocupación, una incapacidad para dormir, una incapacidad para concentrarse. Para otros, puede ser un deseo de arremeter contra alguien, o de planear o conseguir el control. La clave es simplemente darte cuenta de que estás en ello.

Dirígete hacia el miedo subyacente.

Una vez que te hayas dado cuenta, el truco mágico es mirar más allá de lo que crees que hay que resolver… hacia el miedo subyacente. Es como no mirar la mano a la que el mago intenta dirigir tu atención, sino a su otra mano que esconde la moneda. No mires al objeto de tus pensamientos o al problema que tienes que resolver… sino al miedo que te hace querer obsesionarte y pensar demasiado. ¿Qué estás sintiendo ahora mismo, en tu cuerpo?

  1. Está con el miedo. Antes de dejar de pensar en exceso, tenemos que estar con la sensación de miedo que hay en nuestro cuerpo. De lo contrario, es como intentar calmar a un niño asustado ignorándolo. ¿Y si, en cambio, pudiéramos estar con el miedo y relajarnos con él, para que se relaje? ¿Puedes sentir el miedo, como sensación, y quedarte con él? ¿Puedes respirar profunda y lentamente, de modo que puedas ralentizar los latidos del corazón y relajarte con el miedo? ¿Puedes llevar la curiosidad hacia él? Si es un reto, puedes pensar en ello como estar con tu corazón.
  2. Pide lo que necesitas. Pregunta qué le vendría bien a tu miedo en este momento: ¿un poco de compasión, música, una buena taza de té, escribir un diario o dar un paseo? A continuación, pregunta qué se necesita en la situación en la que estás pensando de forma exagerada: ¿qué es lo más sencillo que podrías hacer aquí, qué es lo más sencillo que podrías hablar desde el corazón? Luego confía en eso, respira y pasa al momento presente.
  3. Dirígete hacia algo que tengas justo delante
  4. ¿Qué hay algo justo delante de ti en lo que puedas centrarte? Para mí, podría ser la luz de la habitación, la naturaleza, otra persona. O puede ser responder a un correo electrónico o escribir una entrada en el blog. Algo sencillo, justo delante de mí. Confío en que lo que he elegido desde el corazón será suficiente, y entonces me centro en algo del aquí y el ahora.

No se trata de hacerlo perfecto, ni de no pensar nunca en exceso ni obsesionarse. Todavía me quedo atrapada en los bucles todo el tiempo. Pero lo acepto como parte de mi humanidad, y amo el miedo que lo crea. Entonces practico.

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