La compañía de inteligencia artificial de Elon Musk, xAI, se enfrenta a una seria batalla legal en Memphis, Tennessee. Una coalición de un grupo de vecinos y la prominente organización ecologista Sierra Club ha presentado una demanda contra la empresa, acusándola de operar una enorme central eléctrica de gas natural sin los permisos ambientales requeridos. La instalación, con una capacidad que supera los 400 megavatios (MW), estaría destinada a alimentar uno de los superordenadores más potentes del mundo, un proyecto clave en las ambiciones de Musk para dominar el sector de la IA.
La demanda alega que xAI ha eludido la supervisión regulatoria y ha puesto en riesgo la salud de la comunidad local al emitir contaminantes atmosféricos sin la debida autorización. Este conflicto pone de manifiesto la creciente tensión entre el rápido avance tecnológico, que demanda cantidades ingentes de energía, y la necesidad de cumplir con las normativas medioambientales y proteger la salud pública.
Una «gigafactoría de computación» alimentada por gas
En el corazón de la controversia se encuentra el ambicioso plan de xAI para construir lo que Elon Musk ha descrito como una «gigafactoría de computación». Este superordenador, que se está instalando en una antigua fábrica de la ciudad de Memphis, está diseñado para entrenar y desarrollar los modelos de inteligencia artificial de próxima generación de la compañía, como su chatbot Grok. El propio Musk confirmó en la red social X que el superordenador de Memphis será una pieza fundamental de su infraestructura tecnológica.
Para alimentar una máquina de esta escala, se necesita una cantidad de electricidad extraordinaria, comparable a la que consume una ciudad pequeña. La solución de xAI, según la demanda, ha sido instalar y operar un conjunto de turbinas de gas natural capaces de generar más de 400 MW. Un megavatio es una unidad de potencia que equivale a un millón de vatios, y es la medida estándar para la producción de las centrales eléctricas. La decisión de utilizar gas natural en lugar de recurrir a la red eléctrica local ha sido el detonante del conflicto legal.
La demanda: Acusaciones de operación ilegal
La demanda fue presentada por el grupo local Concerned Neighbors of Allen y el Sierra Club, una de las organizaciones de defensa del medio ambiente más influyentes de Estados Unidos. Su principal argumento es que xAI ha violado la Ley de Aire Limpio (Clean Air Act), una ley federal que regula la contaminación del aire en el país. Según los demandantes, la empresa comenzó a operar las turbinas de gas sin haber obtenido previamente los permisos de construcción y operación del Departamento de Salud del Condado de Shelby, la autoridad local competente.
«No se puede venir a nuestra comunidad, instalar una gran central eléctrica contaminante junto a nuestros hogares y esperar que nadie se dé cuenta», declaró un representante de Concerned Neighbors of Allen en un comunicado. La demanda, de la que se ha hecho eco la agencia de noticias Reuters, busca una orden judicial para detener de inmediato el funcionamiento de las turbinas hasta que xAI cumpla con todo el proceso regulatorio. Este proceso implicaría una revisión pública exhaustiva del impacto ambiental del proyecto, algo que, según los demandantes, se ha evitado deliberadamente.
Riesgos para la salud pública y el medio ambiente
La principal preocupación de los grupos demandantes son las emisiones generadas por la combustión de gas natural. Las turbinas de gas liberan a la atmósfera contaminantes como los óxidos de nitrógeno (NOx), el monóxido de carbono (CO) y partículas finas. Estos compuestos son conocidos por contribuir a la formación de smog y lluvia ácida, y están directamente relacionados con problemas de salud graves, como el asma, enfermedades respiratorias crónicas y problemas cardiovasculares.
Scott Banbury, del Sierra Club, señaló al diario local The Commercial Appeal que la comunidad que rodea la planta es predominantemente de bajos ingresos y de mayoría afroamericana, lo que plantea cuestiones de justicia ambiental. «La ley de permisos existe por una razón: para proteger la salud de todos los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables. Al operar sin ellos, xAI está mostrando un desprecio imprudente por la salud y el bienestar de sus vecinos», afirmó Banbury. La falta de un proceso de permisos públicos ha impedido que la comunidad conozca los riesgos exactos y participe en las decisiones sobre cómo mitigarlos.
El dilema de Memphis: Desarrollo económico vs. protección ambiental
El proyecto de xAI no solo ha generado oposición. La Cámara de Comercio de la Gran Memphis (Greater Memphis Chamber) celebró el anuncio de la instalación como una victoria económica para la región. La inversión de xAI se estima en mil millones de dólares (aproximadamente 930 millones de euros), una cifra que promete la creación de empleos cualificados y un impulso significativo para la economía local.
Este respaldo pone sobre la mesa un dilema clásico: el equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente. Para los líderes cívicos y empresariales, atraer a una empresa de alto perfil como xAI es una oportunidad única para posicionar a Memphis como un centro tecnológico. Sin embargo, para los residentes y activistas, este progreso no puede lograrse a costa de la salud de la comunidad y el incumplimiento de las leyes ambientales.
Por ahora, el futuro inmediato del superordenador de xAI en Memphis depende de los tribunales. El caso servirá como un importante precedente sobre cómo las ciudades y los reguladores gestionan la insaciable demanda de energía de la industria de la inteligencia artificial, un sector que, a pesar de su naturaleza digital, tiene una huella física y ambiental cada vez más profunda.