La administración de Donald Trump ha impuesto nuevas restricciones a la capacidad de Nvidia para vender chips de inteligencia artificial a China, provocando que las acciones del gigante tecnológico se desplomaran y arrastraran consigo a las principales empresas tecnológicas de Wall Street.
Nvidia reveló en un comunicado regulatorio la noche del martes que espera asumir un golpe financiero de 5.500 millones de dólares (aproximadamente 5.100 millones de euros) como resultado de estas nuevas medidas, que afectan directamente a su chip H20, diseñado específicamente para el mercado chino.
Nuevas restricciones a las exportaciones
El Departamento de Comercio de Estados Unidos confirmó posteriormente que el chip H20 de Nvidia, así como el MI308 de AMD y productos equivalentes, ahora requerirán una licencia especial para ser vendidos a clientes chinos. Según la información proporcionada por el gobierno estadounidense, esta medida busca "abordar el riesgo de que los productos cubiertos puedan ser utilizados en, o desviados a, una supercomputadora en China".
Nvidia indicó que fue notificada de los nuevos controles el 9 de abril y se le informó el pasado lunes que "el requisito de licencia para H20 y cualquier chip similar estará en vigor por tiempo indefinido".
Las acciones de Nvidia cayeron casi un 6% en las primeras operaciones en Nueva York, arrastrando al índice Nasdaq Composite, de gran componente tecnológico, a una caída del 1,7%. Otras empresas del sector también se vieron afectadas, con las acciones de AMD cayendo un 6% después de anunciar en un comunicado del miércoles que esperaba cargos de hasta 800 millones de dólares (unos 742 millones de euros).
Contexto de la guerra comercial
Las nuevas restricciones representan el último episodio en la escalada de la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo. A principios de mes, la administración Trump impuso aranceles adicionales del 145% sobre China, con una exención para algunos productos electrónicos de consumo. Beijing respondió con medidas similares en represalia.
"La pelota está en el campo de China", declaró el martes Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, instando a China a negociar un nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos.
El chip H20 de Nvidia fue introducido el año pasado como respuesta a las restricciones a la exportación impuestas por la administración Biden, que prohibían la venta de sus chips más potentes en China. Aunque el H20 tiene un rendimiento inferior a los procesadores gráficos (GPU) de gama alta que utilizan empresas como Microsoft, OpenAI, Meta y Amazon, ha visto una demanda sólida en el mercado chino.
Impacto para el sector tecnológico
Según los analistas de Bernstein, el H20 representa aproximadamente 12.000 millones de dólares (unos 11.130 millones de euros) de los 17.000 millones de dólares (aproximadamente 15.760 millones de euros) de ingresos de Nvidia en China durante el último año. Aún existe falta de claridad sobre si se otorgarán licencias o si esto supone una "eliminación total" de la línea de productos.
Esta situación subraya la exposición de Nvidia a las tensiones geopolíticas entre Washington y Beijing. La compañía, que brevemente se convirtió en la empresa más valiosa del mundo el año pasado gracias al auge de la IA, anunció el lunes planes para invertir hasta medio billón de dólares (unos 463.500 millones de euros) en infraestructura de IA estadounidense durante los próximos cuatro años, a través de asociaciones con empresas como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company y Foxconn.
El lunes, la administración Trump también lanzó una investigación de seguridad nacional que podría conducir a nuevos aranceles sobre semiconductores, mientras se abstiene de aplicar inmediatamente gravámenes más elevados sobre chips.
Posibles consecuencias para la innovación china
La escasez de proveedores nacionales de chips en China capaces de construir productos que rivalicen con los de Nvidia había llevado a sus empresas tecnológicas a comprar masivamente los H20, incluso frente a los elevados aranceles de importación de Beijing.
Sin embargo, esto podría cambiar bajo los nuevos controles estadounidenses. Puesto que el chip H20 es menos potente que los que Nvidia puede vender fuera de China, los clientes en el resto del mundo también podrían mostrarse reacios a comprar existencias que no puedan venderse allí.
Los expertos advierten que estas restricciones podrían acelerar los esfuerzos de China para desarrollar alternativas nacionales. Beijing ya ha tomado medidas para animar a las empresas tecnológicas locales a utilizar chips de fabricación nacional de empresas como Huawei, y podría excluir los productos de Nvidia con nuevas normas de eficiencia energética.
"Esto solo hará que China sea más fuerte más rápido, ya que acelerarán sus propias capacidades de semiconductores y chips", comentan varios analistas del sector, señalando que medidas similares contra Huawei en el pasado llevaron a la empresa a desarrollar sus propios sistemas.
Repercusiones en el mercado global
Las empresas tecnológicas estadounidenses obtienen gran parte de sus ingresos de mercados internacionales, por lo que estas restricciones plantean preocupaciones sobre sus perspectivas de crecimiento a largo plazo. La incertidumbre generada por los cambios rápidos en las políticas comerciales está provocando volatilidad en los mercados financieros globales.
Las acciones en Hong Kong también cayeron, lideradas por los principales compradores de chips de IA: Alibaba bajó un 4%, mientras que Baidu y Tencent cayeron aproximadamente un 2% cada una.
El fabricante holandés de equipos para chips ASML vio caer sus acciones un 5% después de que los pedidos de sus máquinas no alcanzaran las expectativas, añadiendo más presión al sector tecnológico global.
Las medidas de la administración Trump ponen de relieve su enfoque proteccionista y nacionalista en política comercial, con un énfasis en restringir el acceso de China a tecnologías avanzadas. Sin embargo, muchos expertos cuestionan la efectividad de estas restricciones a largo plazo, señalando que podrían impulsar a China a desarrollar sus propias capacidades tecnológicas más rápidamente.
A medida que se intensifica esta guerra comercial tecnológica, tanto las empresas como los inversores se preparan para más turbulencias en un sector que ha sido fundamental para el crecimiento económico y la innovación global en los últimos años.