En un movimiento que marca un punto de inflexión en su papado, el Papa León XIV ha situado los peligros existenciales y éticos de la inteligencia artificial (IA) en el centro de su agenda, instando a una regulación global inmediata para evitar lo que ha descrito como una posible «esclavitud algorítmica» que amenaza la dignidad humana. A través de una nueva encíclica, el pontífice ha hecho un llamamiento a líderes mundiales, científicos y empresas tecnológicas para que antepongan la ética al beneficio.
El anuncio, realizado desde la Ciudad del Vaticano, posiciona a la Santa Sede como una voz moral de primer orden en uno de los debates más complejos y determinantes del siglo XXI, buscando guiar el desarrollo tecnológico hacia un futuro que sirva a toda la humanidad y no solo a unos pocos.
Un llamamiento sin precedentes sobre la «esclavitud algorítmica»
El núcleo de esta nueva ofensiva doctrinal es la encíclica “Dignitas ex Machina” (La Dignidad desde la Máquina), un documento de más de cien páginas en el que el Papa León XIV analiza en profundidad las implicaciones de la inteligencia artificial. Según fuentes de la Santa Sede, el texto es el resultado de dos años de consultas con expertos en tecnología, filósofos, sociólogos y teólogos.
En el documento, al que ha tenido acceso la prensa a través de un comunicado oficial de la Oficina de Prensa del Vaticano, el Papa advierte contra una «visión puramente tecnocrática» que reduce al ser humano a datos y su trabajo a meras funciones optimizables. «Corremos el riesgo de construir un mundo donde las decisiones más importantes sobre la vida humana (…) sean delegadas a la lógica fría e inhumana de un algoritmo», escribe el pontífice.
León XIV utiliza el término «esclavitud algorítmica» para describir un futuro en el que las personas pierdan su autonomía frente a sistemas que dictan sus oportunidades laborales, su acceso a servicios e incluso sus interacciones sociales, todo ello basado en perfiles de datos que pueden perpetuar la discriminación y la desigualdad.
De las armas autónomas al futuro del empleo
La encíclica identifica dos áreas de preocupación «de máxima urgencia moral». La primera es el desarrollo de sistemas de armas autónomas letales (LAWS, por sus siglas en inglés), capaces de tomar decisiones de vida o muerte sin intervención humana directa. «La delegación de la decisión de matar a una máquina es una línea que la humanidad nunca debe cruzar», afirma tajantemente el Papa, pidiendo un tratado internacional que prohíba su desarrollo y uso.
La segunda gran preocupación es el impacto de la IA en el mundo laboral. El documento papal no se opone al progreso tecnológico, pero advierte de que una transición no gestionada podría generar un «desempleo masivo y una crisis de propósito» para millones de personas. «El trabajo es más que un medio de subsistencia; es una parte fundamental de la dignidad humana», señala el texto, instando a los gobiernos a crear redes de seguridad social y a las empresas a invertir en la reconversión profesional de sus empleados.
Una iniciativa global y un fondo millonario
Para demostrar que su llamamiento va más allá de las palabras, el Vaticano ha anunciado una serie de iniciativas concretas. La más destacada es la creación de la Fundación «Humanitas-AI», una organización que será dotada con un fondo inicial de 50 millones de dólares (aproximadamente 46 millones de euros) para financiar proyectos de investigación que garanticen que la IA se desarrolle de forma ética y centrada en el ser humano.
Además, el Papa León XIV ha convocado una cumbre internacional en el Vaticano para el próximo otoño. El evento reunirá a los directores ejecutivos de las principales empresas tecnológicas, jefes de estado, premios Nobel y líderes de las principales religiones del mundo para debatir y firmar un compromiso global por una IA ética. «Este es un desafío que ninguna nación o empresa puede afrontar sola», declaró el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, en la rueda de prensa de presentación.
Reacciones desde Silicon Valley y el mundo académico
La respuesta a la encíclica no se ha hecho esperar. En una declaración obtenida por The New York Times, un portavoz de una de las mayores corporaciones tecnológicas del mundo afirmó: «Acogemos con satisfacción la contribución del Papa León XIV a este importante diálogo. Estamos comprometidos con el desarrollo de una IA segura y beneficiosa para todos». Sin embargo, fuentes del sector, hablando bajo condición de anonimato, han expresado su preocupación por que una regulación estricta pueda frenar la innovación.
Desde el ámbito académico, la Dra. Elena Rossi, miembro de la Pontificia Academia para la Vida y experta en ética digital, calificó el documento como «histórico y necesario». «El Papa no está siendo ludita ni se opone a la tecnología», explicó a este medio. «Lo que está haciendo es recordar al mundo que la tecnología debe ser una herramienta a nuestro servicio, y no al revés. La pregunta fundamental no es ‘¿qué puede hacer la IA?’, sino ‘¿qué debe hacer la IA?'».
Una continuidad en la doctrina social de la Iglesia
Expertos vaticanistas señalan que la postura de León XIV, aunque contundente, se inscribe en una larga tradición de la Doctrina Social de la Iglesia de dialogar con los desafíos de cada época. Comparan “Dignitas ex Machina” con la encíclica Rerum Novarum (1891) del Papa León XIII, que abordó la cuestión obrera durante la Revolución Industrial, o con Laudato si’ (2015) del Papa Francisco, que se centró en la crisis ecológica.
Con esta nueva causa, el Papa León XIV no solo busca influir en el debate global, sino también orientar a los 1.300 millones de católicos del mundo sobre cómo navegar un futuro cada vez más mediado por la inteligencia artificial, consolidando un legado que busca reafirmar la primacía de lo humano en la era de la máquina.