Microsoft y OpenAI han establecido una definición sorprendentemente pragmática de la Inteligencia Artificial General (AGI, por sus siglas en inglés), basándola en criterios puramente financieros, según revela un nuevo informe de The Information.
Una meta de 91.000 millones de euros
Según el acuerdo firmado el año pasado entre ambas compañías, OpenAI solo habrá alcanzado la AGI cuando sus sistemas de inteligencia artificial generen beneficios por valor de 100.000 millones de dólares (aproximadamente 91.000 millones de euros). Esta definición se aleja significativamente de los criterios técnicos y filosóficos que tradicionalmente se han asociado con la AGI.
Un horizonte temporal lejano
La meta establecida parece estar todavía muy lejos. De acuerdo con The Information, OpenAI ha comunicado a sus inversores que no espera obtener beneficios hasta 2029. De hecho, las proyecciones indican que la empresa continuará registrando pérdidas millonarias durante los próximos años.
Implicaciones estratégicas
Esta definición financiera tiene importantes implicaciones estratégicas para ambas empresas. Microsoft perderá el acceso a la tecnología de OpenAI una vez que la startup alcance la AGI, según informó TechCrunch. Sin embargo, con este nuevo criterio financiero, Microsoft podría mantener su acceso privilegiado a la tecnología de OpenAI durante una década o más.
El debate sobre el modelo o3
La revelación de esta definición financiera llega en un momento en que la comunidad tecnológica debate sobre los avances hacia la AGI. Recientemente, el lanzamiento del modelo o3 de OpenAI ha generado discusiones sobre si representa un paso significativo hacia la AGI. Sin embargo, los elevados costes computacionales asociados con o3 sugieren que el camino hacia la rentabilidad podría ser más complejo de lo previsto.
Una nueva perspectiva sobre la AGI
Esta definición financiera de la AGI representa un giro pragmático en un debate que tradicionalmente se ha centrado en capacidades técnicas y consideraciones éticas. Como han señalado expertos en el campo, el concepto de AGI es notoriamente difícil de definir, y diferentes actores en la industria tienen interpretaciones divergentes sobre lo que constituye una verdadera inteligencia artificial general.
El acuerdo entre Microsoft y OpenAI proporciona una métrica clara y medible, aunque puramente financiera, para determinar cuándo se ha alcanzado la AGI. Esta perspectiva podría influir en cómo otras empresas y organizaciones abordan el desarrollo y la evaluación de sistemas de inteligencia artificial en el futuro.
