En un movimiento que refleja la intensa competencia en el sector de la inteligencia artificial, el laboratorio de IA Cognition ha anunciado la adquisición de la startup Windsurf. La operación se produce pocos días después de que el CEO de Windsurf, Matt Taddy, fuera contratado por Google, quien además firmó un acuerdo de licencia tecnológica con la startup por valor de 2.400 millones de dólares (aproximadamente 2.240 millones de euros).
Este doble movimiento ha dividido en la práctica a Windsurf: su tecnología y su líder pasan a estar vinculados a Google, mientras que su equipo de expertos y su propiedad intelectual restante se integrarán en Cognition, la empresa creadora del conocido «primer ingeniero de software de IA», Devin. La serie de acontecimientos subraya la agresividad con la que las grandes tecnológicas y las startups mejor financiadas luchan por el talento y la innovación en un mercado en plena ebullición.
Un doble movimiento que sacude el sector de la IA
La noticia principal es la adquisición de Windsurf por parte de Cognition, una operación confirmada a la agencia de noticias Reuters por el CEO de Cognition, Scott Wu. Sin embargo, no se trata de una compra tradicional. La operación se describe como una «adquisición de talento» (o acqui-hire, en la jerga del sector), lo que significa que el principal activo que Cognition buscaba era el equipo humano de Windsurf.
Cognition es un laboratorio de inteligencia artificial con sede en San Francisco que ha ganado una enorme notoriedad en los últimos meses por su producto estrella, Devin. La compañía, respaldada por inversores de alto perfil como el Founders Fund de Peter Thiel, alcanzó una valoración de 2.000 millones de dólares (unos 1.860 millones de euros) en su última ronda de financiación. Su objetivo es crear agentes de IA autónomos capaces de realizar tareas complejas de desarrollo de software.
Por su parte, Windsurf era una prometedora startup fundada por antiguos investigadores de Google DeepMind, el prestigioso laboratorio de IA de Google. La empresa se dedicaba a desarrollar modelos de IA y herramientas avanzadas para la creación de aplicaciones de inteligencia artificial. Curiosamente, uno de sus principales inversores era GV (anteriormente Google Ventures), el brazo de capital riesgo de la propia Google, lo que añade otra capa de complejidad a la historia.
El sorprendente acuerdo previo con Google
La adquisición por parte de Cognition se entiende mejor a la luz de los acontecimientos de la semana anterior. Según informó por primera vez la revista Forbes, Google había realizado un movimiento estratégico doble. Primero, contrató a Matt Taddy, el CEO de Windsurf, para unirse a su equipo. El propio Taddy confirmó la noticia en su perfil de LinkedIn, donde expresó su entusiasmo por unirse a Google.
En segundo lugar, y de forma aún más significativa, Google firmó un acuerdo multianual para licenciar la tecnología desarrollada por Windsurf. El precio de este acuerdo, según una persona familiarizada con el asunto citada por Reuters, asciende a la asombrosa cifra de 2.400 millones de dólares (aproximadamente 2.240 millones de euros). Este tipo de acuerdo se considera «inusual» en la industria, ya que Google no adquirió la empresa por completo, sino que optó por licenciar su tecnología y contratar a su máximo directivo, dejando al resto del equipo y la estructura de la empresa en una posición incierta.
Esta incertidumbre fue la que Cognition aprovechó. Al quedarse sin su líder y con su principal tecnología licenciada a un gigante como Google, el resto del equipo de Windsurf, compuesto por talentosos investigadores, quedó disponible en el mercado.
Cognition se refuerza para competir en la élite
Con el equipo de Windsurf a bordo, Cognition da un golpe sobre la mesa y se hace con un grupo de expertos de primer nivel que, en su mayoría, ya tenían experiencia previa en Google DeepMind. Esta inyección de talento es crucial para una empresa como Cognition, que compite en la vanguardia del desarrollo de la IA.
Scott Wu, CEO de Cognition, destacó la importancia de esta incorporación. «Estamos encantados de dar la bienvenida al equipo de Windsurf a Cognition», declaró a Reuters. «Su experiencia en la construcción de modelos a gran escala y en el desarrollo de productos no tiene parangón».
Este nuevo equipo probablemente se centrará en potenciar los proyectos de Cognition, especialmente Devin. Este «ingeniero de software de IA» es un agente autónomo diseñado para escribir código, depurar errores y gestionar proyectos de software completos con una mínima intervención humana. Aunque su anuncio generó un gran entusiasmo, también ha sido objeto de escepticismo, con expertos del sector cuestionando si sus capacidades reales están a la altura de las demostraciones iniciales. La llegada de los especialistas de Windsurf podría ser clave para consolidar y expandir las capacidades de Devin, acallando las dudas y posicionando a Cognition como un líder indiscutible en el campo de los agentes de IA.
La «guerra del talento» en inteligencia artificial se intensifica
Este episodio es un claro ejemplo de la llamada «guerra del talento» que se vive en Silicon Valley y en el resto del mundo. Los expertos en inteligencia artificial, especialmente aquellos con experiencia en el desarrollo de grandes modelos de lenguaje (LLM) y sistemas complejos, son un recurso escaso y extremadamente valioso.
La historia de Windsurf ilustra perfectamente las dinámicas de este mercado:
- Un gigante tecnológico como Google utiliza su inmenso poder financiero para asegurar la tecnología que le interesa y atraer a los líderes de startups prometedoras.
- Una startup ágil y bien financiada como Cognition reacciona rápidamente para capturar el talento que queda disponible, reforzando su propia posición competitiva.
Mientras que los términos financieros del acuerdo entre Cognition y Windsurf no han sido revelados, el valor de la operación reside claramente en el capital humano adquirido. Para Cognition, esta adquisición no solo representa una mejora técnica, sino también una victoria simbólica al atraer a un equipo que hasta hace poco estaba en la órbita de Google. Este movimiento demuestra que la batalla por el futuro de la IA no solo se libra entre los gigantes establecidos, sino también con la participación de nuevos actores dispuestos a competir al más alto nivel.